Serigrafía de la Gringa inició en 2008 cuando Ashley Williams, su fundadora, visitó a su vecina Leslie, injustamente sentenciada a 25 años de prisión en la cárcel de Santa Teresa. Durante su visita, las privadas de libertad le pidieron una oportunidad para trabajar, ya que necesitaban mantener a sus familias y evitar que sus hijos fueran llevados a hogares estatales, donde enfrentaban altos riesgos de abuso. Sin dudarlo, Ashley dijo: “Sí, hagámoslo”.
Sin experiencia previa en serigrafía, Ashley y las privadas de libertad aprendieron juntas a través de videos descargados de YouTube. Con un primer equipo financiado por su tío y mucho esfuerzo, lograron que el proyecto creciera y fuera reconocido como un emprendimiento social que ha transformado vidas tanto dentro como fuera de las prisiones de Guatemala.