En SDLG creemos en las oportunidades. Para muchas personas privadas de libertad, su contexto social las condenó mucho antes que un juez. La mayoría de nuestras beneficiarias no tuvieron la oportunidad de acceder a un juicio justo para probar su inocencia y terminaron encarceladas sin haber cometido otro crimen más que nacer en un contexto de pobreza.

Creemos en el deseo de superación de cada una de las personas que pasan por nuestro programa. Dentro de prisión requerimos que nuestros colaboradores no consuman drogas y continúen su educación primaria y secundaria. Afuera les ayudamos a estudiar una carrera universitaria. Estamos convencidas que el cambio empieza dentro nuestro y a veces sólo necesitamos que alguien crea en nosotros.

Por eso estamos agradecidas con los guatemaltecos que creen junto a nosotras que las segundas oportunidades pueden ayudarnos a construir una sociedad más justa.